lunes, 5 de octubre de 2015

Cuento infantil, el número 4: Una silla muy especial

Cuento infantil, el número 4: Una silla muy especial

Cuento infantil el número 4Si hay un número que es muy querido en el país de los números y en el de las letras, es el numero 4.
Con su forma de silla pequeña, sirve de apoyo para las letras cuando estas envejecen, tienen algún problema o, simplemente están cansadas.
El número cuatro, lejos de molestarse, se encuentra encantado de servir de ayuda y, siempre que puede corre en busca de poder ayudar a los distintos números y letras que puedan necesitar de él.
Todos los habitantes de ambos países son grandes amigos de cuatro y siempre que cuatro acude a cualquiera de ellos, siempre te espera algún regalo o detalle para agradecerle cada favor que el pequeño número hace desinteresadamente.
Todos ellos, todavía cuentan como si fuera una leyenda, la única vez que un humano se coló en sus países. No era un humano como nosotros, sino un dibujo.
Se trataba de una pequeña muñequita de grandes ojos, pelo negro y con una curiosidad tremenda, que le hizo adentrarse en su país hasta perderse en el bosque de los unos.
Fue entonces, justo cuando la pequeña ya daba todo por perdido, cuando el pequeño cuatro paseaba por el bosque, dando su paseo de todos los días y escuchó a la pequeña muñequita sollozar.
En principio, cuatro se asustó, pues era la primera vez que oía un llanto así. No era de un número, pero tampoco de ninguna letra y eso era lo que más le asustaba.
Pronto se le pasó el miedo y en su afán por ayudar a los demás, se acercó lentamente siguiendo el sonido hasta que encontró a la pequeña.
Estaba encogida, abrazando sus rodillas y temblaba mientras entre sollozos pedía, una y otra vez, regresar de nuevo a su casa.
El numero comenzó a hablar con ella y descubrió que la muñequita vivía en el país de los cuentos y que algunos personajes, amigos suyos, le habían hablado de la existencia de los países de las letras y los números y de su hospitalidad; pues unos necesitaban de los otros para convivir.
Pronto se hicieron amigos y Cuatro se prestó a llevarla al país de los números para que descansara y llamase a sus familiares, así al día siguiente irían a recogerla y regresaría a su tan querida casa.
Mientras tanto, en el país de los números, todos estaban preocupados porque hacía mucho que Cuatro se había ido al bosque y no tenían noticias de él desde hacía varias horas.
Por suerte, antes de que se repartieran los ciudadanos para buscarle, Cuatro apareció llevando en su silla a la pequeña muñeca que dormía plácidamente.
Y, aunque al principio les pareció extraño que una habitante del país de los cuentos pisará su país, el pequeño número les explicó lo ocurrido y solicitó que uno de los números que por allí estaba, avisara a la familia de la pequeña muñequita para que fuesen a recogerla una vez esta hubiese descansado lo suficiente.
Los ciudadanos del país de los cuentos, preocupados como estaban porque llevaban varios días sin saber de ella, sintieron un gran alivio cuando tuvieron noticias de la pequeña desde el país de los números.
Varios familiares de la pequeña y el Alcalde de la población donde vivía, fueron a recogerla al día siguiente y, como muestra de agradecimiento al gesto que el pequeño número tuvo hacia la muñequita y su país, le construyeron una estatua recordando el momento del rescate de la muñeca.
Hoy en día, la estatua sigue presidiendo el país de los cuentos y en el país de los números la historia del número que salvó a la pequeña muñequita de cuento, pasa de generación en generación, orgullosos de contar con un valiente entre ellos.

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